TARDE

La mujer que había dentro de mi empezó a emitir reproches de impotencia al vacío mientras mis ojos se escandalizaban. A cada paso que avanzaba hacia su cama la imagen era más atroz. Nunca pensé que los temores de Sara pudieran confirmarse. Ayer se fue de mi casa asustada porque había discutido con su marido y yo le dije que lo hablara con él, que haber perdido las llaves de casa no era tan grave. Hoy, a la vez que me culpo de no haber estado a al altura, me acerco a una cama de hospital y ni siquiera la conozco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un día perdí una noche. Pensé que quizá frotando aquella lampara todo fuera diferente pero la puerta de la realidad nunca se abría por más abacadabras que decía. Así que decidí hacerme de los cuarenta ladrones. Aquella noche debí haber saqueado sus sueños. Debí haber robado sus más dulces pesadillas, sus mayores tesoros, todas sus miradas, todo su aroma, todo su tacto. Pero aquel día perdí una noche. Podríamos haber llegado a Damasco en mi alfombra voladora. Podríamos haber combatido con tigres de bengala. Podríamos haber acompañado a Simbad el marino en su eterna travesía del desierto. Lo cierto es que nunca volví a encontrar aquella noche y aún hoy la recuerdo con la memoria de quien solo piensa en condicional simple. Aquella noche debíó ser conversada pero acabó silenciada. Aquella noche debíó ser tenue y acabo oscura.
Ella decidió irse a pescar estrellas. Y a mi me robaron los sueños.

mis_pel dijo...

Que dur es el relat, pero encara hi han dones que no son capaços de obrir el ulls avans de trobar-se en una situació d'estes.

jessica dijo...

Si, es cert, imagine que encara queda molt per fer...jo mai perdré la meva confiança en aquesta societat...avore si es possible...gràcies pel teu comentari

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