TODOS A TOREAR




Acabo de leer un post de Eduard Punset en el que decía que està en nuestras manos cambiar el mundo y creo que tiene razón. Lo que pasa es que esas manos son muchas manos, e igual que se ayudan cuando nadan en la misma dirección, se molestan unas a otras cuando nadan en direcciones distintas, ahí está el problema.

Punset decía en su post, que las personas han sido desde siempre demasiado optimistas y que precisamente este optimismo es el que les ha ayudado a seguir adelante. A avanzar ante las dificultades de la propia vida y a no darse por vencidos y, seguramente, esta es una gran reflexión. No tendría sentido seguir adelante cuando las cosas no van bien si no fuese por la esperanza de que van a cambiar…..así que en realidad, salvo casos extremos de depresiones y cuestiones similares, somos optimistas. Mucho más optimistas de lo que pensamos.

Ante la crisis económica que azota muchos países, especialmente España, nos quejamos, alzamos nuestras voces, nos lamentamos, nos enfadamos, pero seguimos adelante…..el motivo es que esperamos que mejore la situación. En realidad no entendemos que pueda ser de otra manera. Y quizás ese cambio llegaría antes si nuestras manos remaran en la misma dirección.

Este no es un escrito que llama a la movilización, ni político, ni nada por el estilo. Absolutamente no. Esta es solo una opinión, respetable como todas las demás. Es mi punto de vista. Y lo que pienso es que las personas anónimas, en general, deberíamos empezar a plantearnos el hecho de confiar más en nosotros y en ser más optimistas ante nuestras posibilidades. La resignación y la pasividad no existen ante las personas que, queramos o no, deciden gran parte de nuestras oportunidades. No estoy hablando de partidos políticos, ni de colores porque en estos momentos no me atrevo a defenderlos. Hablo de ideas y de propuestas.

Yo no aceptaré de ninguna manera que nadie se haga fuerte o gane credibilidad insultando al contrincante, porque no me sirve de nada, porque no me permite valorar o crearme unas expectativas de lo que esta persona me puede ofrecer. Que alguien lo ha hecho mal está claro, es cierto y aceptable. ¿Puedes hacerlo mejor? Demuéstralo pero antes dime cómo lo harás, sino no me fío…..esta es la idea, esta es mi idea. Nunca ha habido ni habrá nadie más poderoso como una sociedad unida, así que hasta que no creamos en nosotros mismos y en nuestras manos el final del túnel no llegará. Criticar desde la barrera, como dirían en mi pueblo, es demasiado fácil…..creo que yo optaré por torear. Si me pilla el toro, al menos que sea mi responsabilidad.



Tetris erizoso




Hace muchos muchos años, millones de años, aún en la era glaciar, los animales tenían muchos problemas. Todas las especies sufrían en algún modo el frío escandaloso que les quemaba la piel, un viento devastador se alzaba cada media hora consiguiendo que localizar un escondite para todos fuera realmente imposible. Después de estudiar todas las alternativas o posibles soluciones para sobrevivir se dieron cuenta de que podían contar solo con ellos mismos. No había otra opción, tendrían que pegarse unos a otros, cada uno con su especie evidentemente, para darse calor entre ellos y poder sobrevivir al frío hasta que cambiara la situación o pasará el invierno.
Y así lo hicieron. Empezaron a pegarse unos a otros, hacían turnos por grupos para ir a por víveres o darse un baño y así, bien organizados, nadie estaba nunca solo. De este modo todas las especies se las iban apañando hasta que vivir en sociedad empezó a ser lo normal, la cotidianidad.
Todas las especies mejoraron de esta manera. Todas menos una: los erizos tenían problemas de convivencia: pegarse unos a otros significaba herirse debido a sus propias púas…..se hacían realmente daño y sangraban. El dolor de las heridas les sacaba de quizio y, nerviosos, discutían continuamente y hasta se golpeaban para hacerse más daño. Llegaron a la conclusión de que no podían vivir juntos, no podían estar pegados porque se hacían daño….se separaron y de nuevo, los erizos empezaron a vivir en soledad, cada uno por su cuenta, pensando que era mejor el frío que vivir con los demás.
Pasaron algunos días, no muchos, y ver cadáveres de erizos empezó a ser demasiado normal. Los propios erizos no lo sabían, porque iban siempre solos, por tanto no podían pedir ayuda ni se daban cuenta de la gravedad de la situación. A veces el frío les hacía perder hasta la conciencia, estaba claro que no sobrevivirían al frío solos, era cuestión de días y la especia iba a desaparecer.
Hasta que el león, un día, reunió a todos los erizos que, como siempre, guardaban las distancias. Estaban sorprendidos ante aquel animal que les había reunido a todos, los erizos eran solitarios, orgullosos y bohemios, pero por suerte, entendieron la gravedad de su propia existencia. Un pequeño discurso del rey león les abrió los ojos hasta el punto que fueron ellos mismos los que decidieron darse otra oportunidad para acercarse unos a otros: fueron con cuidado, respetando las púas y el espacio de sus compañeros. Parecía una especie de tetris erizoso, hasta que consiguieron encajar unos con otros. Alguna herida se provocaban de vez en cuando, era inevitable, pero se dieron cuenta de que pasaban los días y era siempre más fácil. Estaban sobreviviendo al frío y a las demás adversidades meteorológicas: en grupo era más fácil.
Seguramente las personas nos herimos algunas veces: con intención o sin intención. Algunas veces por nuestra forma de ser, otras por incomprensiones, otras por orgullo, otras por falta de respeto hacia el espacio de los demás….pero si todos, TODOS, intentamos adaptarnos en parte al resto, conseguiremos sobrevivir más fácilmente. Porque no hemos nacido para estar solos y, es mejor herirnos unos a otros (con medida) que no tener a nadie a quien abrazar.


José María Ibáñez

Domingo 1 de mayo, son las doce del mediodía y yo, sentada en una vieja y rota silla del balcón de mi pequeña casa en Italia pienso en lo injusta que es la vida. Sì, lo sè, es un tópico que se dice siempre cuando vemos en las noticias las lamentables situaciones a las que se enfrenta el mundo cada dìa,…..un tópico, lo sé……pero a veces, las injusticias existen cerca de nosotros: José María Ibañez murió ayer, después de tres meses en un hospital. Los que le han visitado decían que algunos días, con ayuda de mucha morfina, estaba alegre y tenía ganas de luchar, otros días sin embargo, las fuerzas y la conciencia le abandonaban cansadas de pelear contra una fuerza mayor: una enfermedad terminal que ha vencido la batalla.
Una hija embarazada y un muchachón de 25 años intentaban hacerse los fuertes frente a una situación que preferirían no haber tenido que vivir nunca. Entre el asimilar lo que está pasando y aferrarse a las posibilidades, casi inexistentes, de una puerta que se abre…..Josè María Ibáñez se fue ayer.
Yo le recuerdo poco, pero lo que recuerdo me gusta…..fiesta, toros, juegos en la calle, ausencia de horarios para ir a dormir y vida social, compartía con él y con los demás, una semana sin reglas, justo la última oportunidad de disfrutar antes de la llegada del frío invierno, la rutina, el anochecer temprano y la escuela.
A José María me unía su amistad con mi padre y el hecho de que tuviera hijos de edad similar a la mía y la de mi hermano. Junto con otras muchas buenas personas éramos la peña Hurkos, los mejores. Algunas veces durante el año nos reuníamos para cenar, pero durante la semana de fiestas éramos una familia y José María, efectivamente, era uno de los padres. A él me unía el mismo cariño que siento hacía todos los demás del grupo, el respeto hacía la gente quiere a mis padres y que me ha cuidado como a una hija cuando ha sido necesario. Este grupo de padres nos ha visto crecer y ahora, muchos años después, cuando nos ven que hemos crecido brillan sus ojos de orgullo, y eso es evidente.
José María era un xoximero, humilde, amante de los suyos y trabajador. Algunas dificultades en la vida, evidentemente, no le han hecho perder la sonrisa. Los que le conocen dicen que ha sido siempre una persona optimista y que hubiese dado la vida por los suyos. Ayer daba la vida por una estúpida enfermedad y, nosotros, el resto de los Hurkos, le vamos a echar de menos. Porque los años o la distancia no borran nunca los buenos recuerdos y, nosotros, el resto de los Hurkos, no olvidaremos jamás, a uno de los nuestros.

Creo que esta tarde, familiares y amigos llenaran la plaza de mi pueblo para dar el ultimo abrazo a José María y le recordaran como una persona sencilla y alegre, como una persona trabajadora. Me gustaría estar con ellos. Este, desde la distancia, es mi pequeño homenaje: algunas veces creo que, en parte, la vida de una persona tiene sentido si hay testigos de quién y cómo fue y si cuando se marcha deja un vacío, un recorrido, una sombra…..estas palabras recuerdan a José María y nunca serán borradas.

HURKOS: José Antonio y Mari Carmen, Pascual y Pilar, Manolo y Amparo, Trini y Antonio, Vicente y María Rosario, Chari y Miguel, Néstor y Chelo, Pilar y Vicente, Lola y José María……..

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