José María Ibáñez

Domingo 1 de mayo, son las doce del mediodía y yo, sentada en una vieja y rota silla del balcón de mi pequeña casa en Italia pienso en lo injusta que es la vida. Sì, lo sè, es un tópico que se dice siempre cuando vemos en las noticias las lamentables situaciones a las que se enfrenta el mundo cada dìa,…..un tópico, lo sé……pero a veces, las injusticias existen cerca de nosotros: José María Ibañez murió ayer, después de tres meses en un hospital. Los que le han visitado decían que algunos días, con ayuda de mucha morfina, estaba alegre y tenía ganas de luchar, otros días sin embargo, las fuerzas y la conciencia le abandonaban cansadas de pelear contra una fuerza mayor: una enfermedad terminal que ha vencido la batalla.
Una hija embarazada y un muchachón de 25 años intentaban hacerse los fuertes frente a una situación que preferirían no haber tenido que vivir nunca. Entre el asimilar lo que está pasando y aferrarse a las posibilidades, casi inexistentes, de una puerta que se abre…..Josè María Ibáñez se fue ayer.
Yo le recuerdo poco, pero lo que recuerdo me gusta…..fiesta, toros, juegos en la calle, ausencia de horarios para ir a dormir y vida social, compartía con él y con los demás, una semana sin reglas, justo la última oportunidad de disfrutar antes de la llegada del frío invierno, la rutina, el anochecer temprano y la escuela.
A José María me unía su amistad con mi padre y el hecho de que tuviera hijos de edad similar a la mía y la de mi hermano. Junto con otras muchas buenas personas éramos la peña Hurkos, los mejores. Algunas veces durante el año nos reuníamos para cenar, pero durante la semana de fiestas éramos una familia y José María, efectivamente, era uno de los padres. A él me unía el mismo cariño que siento hacía todos los demás del grupo, el respeto hacía la gente quiere a mis padres y que me ha cuidado como a una hija cuando ha sido necesario. Este grupo de padres nos ha visto crecer y ahora, muchos años después, cuando nos ven que hemos crecido brillan sus ojos de orgullo, y eso es evidente.
José María era un xoximero, humilde, amante de los suyos y trabajador. Algunas dificultades en la vida, evidentemente, no le han hecho perder la sonrisa. Los que le conocen dicen que ha sido siempre una persona optimista y que hubiese dado la vida por los suyos. Ayer daba la vida por una estúpida enfermedad y, nosotros, el resto de los Hurkos, le vamos a echar de menos. Porque los años o la distancia no borran nunca los buenos recuerdos y, nosotros, el resto de los Hurkos, no olvidaremos jamás, a uno de los nuestros.

Creo que esta tarde, familiares y amigos llenaran la plaza de mi pueblo para dar el ultimo abrazo a José María y le recordaran como una persona sencilla y alegre, como una persona trabajadora. Me gustaría estar con ellos. Este, desde la distancia, es mi pequeño homenaje: algunas veces creo que, en parte, la vida de una persona tiene sentido si hay testigos de quién y cómo fue y si cuando se marcha deja un vacío, un recorrido, una sombra…..estas palabras recuerdan a José María y nunca serán borradas.

HURKOS: José Antonio y Mari Carmen, Pascual y Pilar, Manolo y Amparo, Trini y Antonio, Vicente y María Rosario, Chari y Miguel, Néstor y Chelo, Pilar y Vicente, Lola y José María……..

Jessica\CessioneQuintoINPDAP

1 comentarios:

Black shoes dijo...

Es sumament important fer saver lo importants que son les persones a la nostra vida. Soc creient encara que no se exactament en que consiteix "aquest joc". No se si hi haurà algo després o no...Se suposa que sent creient ho hauria de saver.. Lo que sí se és que hem de voler, hem de lluitar día a día, hem de viure i aprofitar cada minut e intentar aportar algo de nosalltres a la existéncia dels demés. De la manera que siga (digna) pero deixar una bona empremta. De les que marquen de pervida i mai es borren. Una abraçada ben forta!!
M.Arambul

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