COBARDE

Si me diesen a elegir entre que me faltase una pierna o ser una persona cobarde elegiría lo primero. Porque tal y como me hago mayor me doy cuenta de que la valentía de las personas se abandona en el camino al andar y el sentido de la responsabilidad se esfuma a pasos forzados. Nadie somos lo que soñamos ser y la frustración nos vuelve débiles, nos vuelve inútiles para reivindicar y más aún para asumir una responsabilidad de la que quizás podamos escaquearnos.

Podría parecer éste un discurso ajeno y lejano, complicado de entender y de aplicar a nuestra vida cotidiana. Sin embargo, con sólo abrir los ojos y observar nos daremos cuenta de lo vergonzante y vergonzoso que resulta que sepamos gritar para que nuestra voz se oiga, que sepamos levantar la cabeza hasta el cielo, por encima de la de los demás si es posible, que nos maquillemos cada día con aires de superioridad y cuando, inevitablemente, nos equivocamos, intentemos camuflarnos entre la multitud de posibles responsables de la metedura de pata y no sepamos gritar entonces un “es culpa mía”, un “lo siento” y un “no volverá a ocurrir”.

Me duele comprobar que no aprendemos a que los errores son humanos, que nosotros también lo somos y que asumirlos nos convierte en mejores personas, en más valiosas y, posiblemente, en más felices o al menos, no pesará tanto la culpa.

Echo de menos el timbre de mi puerta y echo de más a los intermediarios. Echo de menos una conversación adulta frente a un café y echo de más las excusas tímidas de un hecho injustificable. Echo de menos las sonrisas sinceras y las manos tendidas y echo de más a los que gritan demasiado y creen que todo lo saben. Echo de menos las ganas de aprender y de escuchar y echo de más los pisotones. Echo de menos argumentos que me hagan retroceder en mi argumento y echo de más comportamientos que me confirman que todos, o casi todos, somos unos cobardes.

5 comentarios:

Vicente dijo...

No eches de menos, tantas cosas; las tienes delante de ti.
De casualidad he encontrado tus escritos. Me han gustado por lo sincero, por la valentía de saber que nosotros somos, casí siempre, los únicos culpables de nuestras frustraciones. Y esa es la única forma de vencerlas.
Ánimo y un abrazo.

Anónimo dijo...

He entrado por casualitat en tu blog, y la verdad...no me ha gustado nada, presiento que eres una pesimista y una víctima de tu vida y tambien de los demas. Un consejo: Si eres buena periodista, intenta llenar de felicidad con tus textos a la gente que se digna en leerlos.

JESSICA dijo...

Gracias por tu opinión, por tu comentario y por entrar en el blog....creo que te has equivocado un poco, pero en parte, quizás tengas razón. Lo tendré en cuenta.

Anónimo dijo...

Solo es un consejo y la impresion que das de tí, a la gente que lee tus textos!!

JESSICA dijo...

lo sé, deberías identificarte.

Publicar un comentario

Te agradezco tu visita y me gustarìa que me dejaras un comentario. No lo hagas anonimamente, dime quien eres, asì es màs fàcil. Gracias.