BIPOLAR

Como cada mañana, el señor Joaquín Rodríguez, se despertó en su lujosa mansión de La Moraleja. Antes de arreglarse para ir al trabajo, tomó un buen desayuno a base de café con leche y brioches francesas de la sección gourmet de El Corte Inglés mientras ojeaba las primeras páginas del periódico. Cuando acabó se dirigió a su habitación para prepararse no sin antes pasar por la sala y encender un magnifico reproductor de música mientras admiraba su colección de cuadros comprados en galerías de Manhattan. Una vez relajado se dispuso a realizar la actividad más importante de la jornada, preparar su atuendo laboral. Sabía que la imagen era fundamental en su trabajo. Unos pantalones rotos, una camisa sucia y un desaliñado gorro que le regaló su abuelo hacía millones de años. Se calzó sus zapatos, hechos añicos, de batalla y salió de casa para dirigirse a la puerta de la iglesia, marcada hoy en su agenda, a pedir limosna.

1 comentarios:

Carles dijo...

Refrescante

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