Desde la distancia las cosas se ven mejor, aveces es necesario ponerse las gafas,
pero antes o despuès la realidad aparece pura y nitida. Cuando hablo de realidad no hablo de cosas fìsicas, de esas que se pueden tocar, ni de paisajes, ni de sensaciones o situaciones. Hablo tambièn de consejos.
Es cierto que una situaciòn concreta vista desde fuera se ve mucho mejor, por eso nos permitimos dar consejos sòlo cuando no somos parte implicada, o almenos deberìamos, no sè si estàis conmigo.
En este caso estoy hablando de consejos, y la situaciòn es esta: he discutido con mi madre un millòn de veces porque ella es optimista y me ecìa siempre que hay que ser positivos en la vida y las cosas buenas llegaràn. Yo me enfadaba porque me parecìa una tomadura de pelo, “cuando las cosas van mal, van mal y punto”, pensaba yo, “què tendrà que ver que me sonrìa a mi misma todos los dìas frente al espejo?”.
El consejo de mi madre, hay que tomarlo entre comillas, es cierto, pero es muy valido y yo lo he descubierto solo desde la distancia, a travès de mis gafas de tiempo y distancia. Cuando no he odido discutir con ella por sus consejos, cuando ella no me los ha dado, sus consejos han venido a mi, me han buscado y me la han recordado. En la distancia.
Ètapas negativas las tenemos todos y quièn diga que no, miente. No podemos pensar que quièn sonrìe siempre es porque las cosas le van siempre bien, no es cierto en absoluto, la suya es una protecciòn frente a la adversidad muy valida que podemos compartir o no.
Yo soy de los que piensa que no hay que fingir, nunca he sabido hacerlo, cuando no estoy bien, no lo estoy y no pasa nada, pero siguiendo los consejos de mi madre he aprendido a no venirme abajo, a no darles a mis problemas una dimensiòn que no tienen y a autoconvencerme de que solucionarlo depende de mi. Asì me siento mejor, si no ahora, luego, pero me siento mejor.
Gracias a los consejos de mi madre vistos desde la distancia han empezado a molestarme las personas que se autocompadecen continuamente, que se lamentan y ya està. A las que no les gusta nada de su vida y te lo cuentan de forma dramàtica. No las soporto. Estas personas no hacen nada para cambiar las cosas, se lamentan y basta y la vida no te da las oportunidades sino haces un mìnimo por merecerlas.
Con esto no estoy diciendo que la suerte no existe, claro que sì, existe y tanta pero es posible llamarla. Que nos haga caso o no es otra cosa, pero si no la llamas con la de cosas que tiene que hacer, no vendrà seguramente.
Uno de mis propòsitos para este 2012 es el de hacer limpieza de contactos, los que me perjudiquen, a mi y a mi estado de ànimo, quedan eliminados. Atenciòn, si un amigo necesita ayuda o necesita ser escuchado estarè siempre, pero lamentos gratuitos porque sì y sin reacciones no. Como dice mi amiga Daniela, “yo te doy la mano si la necesitas para subir pero si tiras tanto como para hacerme bajar, la suelto”.