Empecé a quererte sin querer, porque no quería quererte.
Sin querer quererte, te estaba queriendo,
siempre sin querer.
Empecé a quererte sin querer
porque entraste abriendo todas las puertas, entraste haciendo ruido. Con paso firme y decidido.
Empecé a quererte sin querer
porque no esperaste respuestas, ni siquiera preguntaste. Tú, simplemente estabas.
Empecé a quererte sin querer
por autoconvencerme de que jamás te querría. De que no podía quererte.
De que no debía quererte.
Y así, sin querer quererte,
me acostumbré a tu presencia, a tu cercanía,
a tus defectos, a tu risa.
Me acostumbré a tus abrazos, a tus sueños,
me acostumbre a tus zapatos, a tu olor, a tu azul.
Sin quererte querer, me acostumbré a absurdas discusiones,
a tu no entenderme nunca. A tu nevera vacía.
Sin querer quererte, me acostumbré a tu estúpida coraza, a tus sonoros suspiros
y a tus críticas hacia mi café, hacia mi pijama.
Me acostumbré a tu cantar desafinado, a tus insaciables ganas de dormir y a tu mal despertar.
Y así, sin quererte querer, me di cuenta de que formabas parte de mi vida,
sin querer quererte, me di cuenta de que te quería.
Sin querer quererte, te estaba queriendo,
siempre sin querer.
Empecé a quererte sin querer
porque entraste abriendo todas las puertas, entraste haciendo ruido. Con paso firme y decidido.
Empecé a quererte sin querer
porque no esperaste respuestas, ni siquiera preguntaste. Tú, simplemente estabas.
Empecé a quererte sin querer
por autoconvencerme de que jamás te querría. De que no podía quererte.
De que no debía quererte.
Y así, sin querer quererte,
me acostumbré a tu presencia, a tu cercanía,
a tus defectos, a tu risa.
Me acostumbré a tus abrazos, a tus sueños,
me acostumbre a tus zapatos, a tu olor, a tu azul.
Sin quererte querer, me acostumbré a absurdas discusiones,
a tu no entenderme nunca. A tu nevera vacía.
Sin querer quererte, me acostumbré a tu estúpida coraza, a tus sonoros suspiros
y a tus críticas hacia mi café, hacia mi pijama.
Me acostumbré a tu cantar desafinado, a tus insaciables ganas de dormir y a tu mal despertar.
Y así, sin quererte querer, me di cuenta de que formabas parte de mi vida,
sin querer quererte, me di cuenta de que te quería.